Huir con Carlos
Huir con Carlos a otro país fue la mejor decisión que tomé, ya no sufríamos  el rechazo por parte de las personas que nos conocían, además era una gran oportunidad para  iniciar una vida nueva, una vida donde la felicidad del amor nos iba a rodear.
Cuando llegamos a Canadá, notamos que la sociedad era muy civilizada y compresiva, a tal punto que cuando andaba cogido de la mano con Carlos  por las calles nadie nos miraba mal, todo era perfecto, había muchos sitios rematicos donde podíamos compartir, Carlos por su parte me decía que estaba muy contento de estar conmigo. Meses después compramos una casa grande, cómoda y acogedora para vivir.
Carlos en Canadá consiguió trabajo más rápido de lo esperado y le pagaban bastante, así que en los días de descanso aprovechábamos para pasear a otros lados del país, gracias a eso, nuestra relación se fortalecía mas, sentíamos que nada ni nadie nos podía separar.
Mi madre después de meses sin saber de , decidió llamarme, cuando le conteste ella estaba muy preocupada y me pregunto cómo me encontraba, le dije que estaba bien pero que no podía decirle a que país me había ido,  pero le prometí que  todos los días la iba a llamar para que supiera de mi existencia. 
Decidí pedirle matrimonio a Carlos. Me casé con él pero empecé a sentir que a nuestra relación le faltaba algo más, como una especie de plus que nos diera más felicidad, pensé en un hijo. 
Adoptar un hijo me parecía algo muy bonito, desde muy niño siempre soñé con construir una familia  y tal vez ya era el momento para empezar a cumplirlo. Cuando le conté a Carlos sobre mi idea de adoptar un hijo, él se sorprendió mucho y me confesó que no estaba preparado para eso, que no estaba muy seguro de criar un hijo, yo me puse muy triste por la respuesta de él, así que tuve dos opciones, la de no adoptar o convencer a Carlos de hacerlo.
Decision 1 NO ADOPTAR
Decision 2 VERDADERO AMOR

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